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domingo, 30 de septiembre de 2012

Galaxy Express 999...a punto de finalizar mi viaje...

Hace tiempo publiqué una entrada en la cual hablaba a grandes rasgos de este anime de 1978, y donde comentaba que ha sido uno de mis favoritos. Seré honesto, nunca he leido el manga, pero para ser aun más honesto...nunca he leido un manga, jajajajaja.

Por fin me pude descargar la serie completa y estoy quizás a un par de decenas de episodios de terminar de verla. Como decía, la serie es una analogía con la vida misma, "el tren de vida", el camino que muchos pueden seguir de principio a fin y también muchos otros pueden optar por bajarse en alguna estación intermedia, o elegir otro camino.



Es, como decía en ese post, una serie con una temática que, si analizamos, resulta profunda y reflexiva. Claro que hay qué ser un poco críticos con respecto a ella, debido a su contexto temporal y a otras cosas en cuestión técnica y de calidad del mismo anime.

Si comparamos el dibujo y la animación con otros animes incluso de la época, nos puede parecer algo muy básico, incluso a veces pobre, pero había limitaciones técnicas. Leiji Matsumoto parece recurrir una y otra vez a los mismos temas, por ejemplo, en varios episodios, la mujer antagonista en turno quiere que Tetsuro se quede a vivir con ella (¿qué le verán? jajaja), y casi todas las mujeres parecen ser un clon de Maetel, a veces nomás con el pelo o el color de ojos cambiados. 

 Todas quieren algo de Tetsuro...¿pos qué le ven?...

Las reglas del 999 cambian de acuerdo al contentillo del autor o a las necesidades del episodio: a veces, los antagonistas se suben al 999 sin ninguna bronca, y ya arriba revelan su presencia y es hasta ese momento cuando el conductor se da cuenta que hay polizones, y en otros, el mismo tren los detecta antes de subir y rechaza su ingreso; algo inconsistente, si me permiten decirlo. En algunos episodios Tetsuro y el conductor ven desnuda a Maetel sin ninguna reacción extraordinaria, mientras que en otros, algunos personajes la ven desnuda y reaccionan cual si vieran un monstruo o algo fuera de este universo, ¿pos qué les enseñará?. 

Hay ciertas inconsistencias sobre todo en los flashbacks que tiene Tetsuro sobre su madre, pues a veces revive la muerte de ella de una manera muy distinta a la mostrada en el primer episodio. 

Pero haciendo todo esto a un lado...todo eso se perdona debido a que es una serie que a mí me ha enganchado, un clásico inolvidable que cada vez se acerca al final. Si es que todas las mujeres en la serie se parecen, es porque Matsumoto las coloca en un papel maternal la mayoría de las veces; Maetel es el arquetipo de la madre-guía, y las otras mujeres son las otras facetas de la progenitora, las que enseñan no solo cosas buenas, sino incluso malas, aquellas que, al momento de separarnos de la madre, podremos decir "tenía razón en esto, pero esto otro que me enseñó no me sirve (es perfectamente válido)".

Poco a poco, Maetel descubre que, a pesar de haber hecho este viaje muchas veces, con infinidad de jóvenes...en esta ocasión es diferente, y podría ser el que, a pesar de su aparente fin, termine de una vez por todas con su solitario andar en el universo...

Los últimos episodios que he visto, son en su mayoría de 2 o más partes, ya que hay historias que no pueden contarse en solo 20 minutos. En uno, incluso, hace su aparición por fin otro de los personajes de Matsumoto que ansiaba ver: El capitán Harlock, aunque no precisamente como protagonista principal, más bien, como una figura simbólica que ve los acontecimientos de lejos, y es testigo del crecimiento espiritual de Tetsuro.

Los guiños con el resto del Leijiverso se dejan ver más...


Comienzan a atarse algunos cabos, y los recuentos son un poco más frecuentes, quiero decir, las referencias a episodios anteriores. Y poco a poco ahora sí se empieza a ver y a suponer una relación algo más compleja entre Maetel y Tetsuro, relación que ignoro si Matsumoto ha pensado a fondo. Relación que incluso pienso, puede ser un tanto edípica hasta el momento del último episodio, simbolizando la partida del hogar materno para siempre, y donde las posteriores reuniones de Maetel y Tetsuro ya no son de naturaleza madre-hijo, sino, habiendo superado ese edipo inicial, una relación de naturaleza diferente, a pesar de la diferencia de edades, y sobre todo, donde el sentimiento de unión es mutuo, relación que por cuestiones culturales me imagino jamás será explorada a menos que Matsumoto incluya un elemento Deus Ex Machina para que por fin Maetel y Tetsuro puedan estar juntos de la forma en que ambos, silenciosamente quizás, han convenido...



Que la Gorda los acompañe...

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