
Hace como 16 años vivía en la ciudad de Oaxaca, en la periferia más o menos. Ya llevaba algún tiempo viviendo en esa ciudad, y fue un cambio, un contraste para mí, que estaba acostumbrado a la barra de programación del canal 5 del DF, ver a Rogelio Moreno al principio de la barra, al tío Gamboín, un canal dedicado a caricaturas (los sábados era de rockeros, con bandas de la época) y llegar allá y encontrarme con que en la tele solo se veían algunos canales, y el único de caricaturas entre semana era el 3...con media hora o una hora, a lo mucho. Siempre Popeye o los Looney Tunes, no había de otra. Todavía no era la época gloriosa de Caritele, faltaban quizás un año, quizás dos.
Todo esto aunado a que para mí la tele era un lujo, puesto que mi padrastro era de un ánimo sumamente voluble y según él, nunca era suficiente lo que hiciera para ganarme salir a jugar o ver la tele. Afortunadamente tenía períodos en que se largaba a "trabajar" a algún pueblo y se perdía hasta un mes.
En esos períodos en que aunque estaba relativamente tranquilo no dejaba de estar al pendiente del ruido del odioso mustang rojo cuando llegaba, mi mamá, para que me entretuviera en la tarde que me quedaba solo y ella se iba a trabajar, me rentaba vhs's. No íbamos a VideoCentro pues eran escasos en Oaxaca, sino a aquellos videoclubs que abundaban antes donde generalmente los establecían en changarritos o incluso en algunas casas. Yo escogía las caricaturas que quería ver, y me frustraba cuando alguna que se me hacía interesante estaba en beta.

Por eso cuando vi esa serie en el videoclub medio oscuro y chafita, algo hizo click en mi cabeza. Era una serie que jamás había visto, pero tenía ciertas características que me atrajeron de la portada. Un robot gigante al fondo, y tres chicos en casi primer plano, en la mal pegada foto de la caja de cartón.
Recordé algunos de los animes que había visto antes, pero éste tenía algo que yo no había percibido en los anteriores: por primera vez ví, al menos en un mecha, desmembramientos, más explosiones, más, por qué no decirlo, violencia. Por primera vez en una caricatura, un desnudo parcial. Fue algo que me fascinó y por supuesto, era la única serie que me rentaba mi mamá, casi la única. Fue una lástima que no tuviesen todos los episodios.
Estoy hablando de Kousoku Denjin Albegas, o como se manejó en el doblaje que ví en los cassetes, Arbegas, el rayo custodio. Ahora visto a la distancia no era tan espectacular, sin embargo, para mí fue una especie de parteaguas, ya que a partir de ahí comencé a interesarme en algunos otros géneros de animación aparte de lo que pasaban en la tele. Fue importada por Videomax bajo el nombre de El Transformer Gigante (uuush, me da repelús nomás de acordarme del nombrecito) y al parecer las portadas de la caja eran redibujadas, ahora que las veo...están horrendas. Pero ya por dentro, se manejaba, como mencionaba, el nombre Arbegas, y fue doblado en Argentina, en VideoRecord.
A manera de sinopsis, en el futuro, en la universidad ficticia de Aoba, en Japón, se celebra una ceremonia de premiación para tres talentosos estudiantes: Daisaku, Hotaru y Tetsuya, creadores cada uno de un roboto gigante como parte de un proyecto escolar (si así fuesen los proyectos en estos tiempos, habría estudiado ingeniería). Y es en el momento de la ceremonia cuando una fuerza invasora ataca la Tierra: son los Gerin-ja, una raza extraterrestre que se la pasa dominando planeta tras planeta, con...sí, adivinaron, mechas o robots gigantes.
En un intento por salvar la ciudad, los tres jóvenes se enfrentan a los invasores utilizando sus robots, pero son apaleados muy fácilmente por la superior tecnología extraterrestre. Intentan repararlos en la institución que el padre de Hotaru lidera, que es una institución dedicada a la robótica, pero son descubiertos por el prof. Mizuki, quien a última instancia y viendo lo desesperada que es la situación, les reconstruye los robots aún más allá de lo que ellos se imaginaban, y con una nueva habilidad: la de fusionarse en uno solo, Albegas.

Como decía, quizás ya vista a la distancia no resulte tan espectacular esta serie, pero fue algo diferente a todo lo que ya había visto antes. Me encantaba contárselo a los otros niños en la escuela y que no supieran de qué hablaba. Faltaba poco para que Caballeros del Zodiaco hiciera su debut en lo que era Imevisión, pero yo ya tenía como un acercamiento al tipo de anime que iba a llegar a México, al menos en tele abierta. Digo, casi todos veían los domingos en imevisión aquella de "¡ah, ah, bosque mágicooo!" y cositas así. Y entre semana, popeye y...popeye, ya que no sacaban la señal del canal 5 para Oaxaca. Pero yo ya había visto algo que, a la fecha, nunca se transmitió acá. Hasta me hacía pensar que de grande yo iba a construir esos robots, cosa que a la fecha pues sigue siendo fantasía. En aquel entonces a la única persona que se lo manifesté fue a mi abuelito, que como testigo de jehová de hueso colorado, casi fundamentalista, me decía "no que eso es una afrenta a jehová, que si eso fuera, él nos habría creado con ruedas u otra cosa, blablablabla", no le recrimino al viejo, pero si se pudiera construir algo así, a mí me valdría queso jehová, jajajajam tal como me valen las religiones...

Lo que es sacar cosas de los recuerdos, al menos las significativas...snif...
Hace como 10 años, le hice una sección en la página web que tenía. De casualidad me encontré videos de pésima calidad, y los colgué. Ahora, gracias al YouTube, puedo ver de nuevo la serie...
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