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lunes, 10 de agosto de 2009

El "terminator" de palo


Muchas de las ideas más actuales en cuanto a ciencia y tecnología son más antiguas de lo que se pensaba. Es decir, las bases se han sentado desde hace muchísimo tiempo, y pensamos que apenas se ha descubierto el hilo negro, pero no, quizás antes tan solo eran vistas como "curiosidades" y por lo mismo no se les dio importancia, no se desarrollaron, no se les financió.

Actualmente se han desarrollado grandes proyectos en el campo de la robótica, y de la inteligencia artificial. Viendo el otro día Ghost in The Shell, me puse a pensar que quizás algún día nuestra mente pueda ser tratada como la información de una computadora: es decir, la podríamos almacenar, modificar, borrar, manipular...crearnos recuerdos; en lo personal me gustaría poder instalarme en el cerebro nuevas habilidades, y bajar gran cantidad de información, borrar lo que no me sirve o no me permite funcionar normalmente, como mi trastorno de ansiedad con depresión.

Todavía no hemos llegado a eso. Pero los avances que se tienen son, por ejemplo, las "actroid" japonesas: "Gynoids" como se les llama, con piel de silicón y servomecanismos que permiten emular gran cantidad de expresiones faciales, posturas y movimientos corporales; son utilizadas en algunos lugares para dar información a visitantes, darles la bienvenida, etc. Ejemplo de esto es la Repliee Q.

En Canadá se está desarrollando el proyecto Aiko, que si bien en cuestión estética está bastante rudimentario, persigue como objetivo emular lo más cercano posible a una mujer humana. Aún no puede caminar, pero ya reconoce objetos, patrones de voz, dolor, e incluso acoso sexual...hasta dónde hemos llegado, jejejeje...

Incluso en el campo sexual ha habido algo de evolución. Costosas muñecas hechas con un esqueleto de PVC, "poseables" como se dice de las figuras de acción cuando se pueden cambiar sus posturas, con texturas casi reales, caras, cabezas, pechos intercambiables. Hechas al gusto del cliente. No hablo de inflables, sino de las RealDolls. Quizás ahí no se ha llegado tanto a servomecanismos que simulen las funciones sexuales, pero al menos en la sensación, se dice que se acerca bastante. Quizás algún día se llegue a aquella frase que vi en la película de Inteligencia Artificial, de Spielberg: "Una vez que lo hagas con un Mecha...no querrás volverlo a hacer con un humano".

En el campo de los juguetes, ni se diga: desde alcancías que simulan "comer" monedas, pasando por el famoso Aibo, RoboSapiens, entre otros, que tienen como antepasados al Furby y más atrás los robotitos de cuerda...son avances que parecen haber surgido de repente, como por generación espontánea. Pero no es así realmente.

Como decía, las bases son más viejas de lo que muchos se imaginan. La idea de autómatas o personas artificiales se puede remontar hasta la antigua Grecia, donde según la mitología, Hefesto, dios de la forja y los metales, tenía un ejército de hombres de metal, así como asistentes femeninas hechas de oro. Eso, claro, mitología. Sin embargo, igual por esos tiempos, el matemático Arquita de Tarento ya había desarrollado un artilugio que consistía en una paloma de metal, que según los testigos, realmente volaba. Quizás no volaba, por supuesto. Sin embargo, se tienen recuentos que ya se experimentaba con máquinas pequeñas impulsadas por vapor. Tal vez la paloma de Arquita movía las alas accionada por ese medio de locomoción, o como muchos juguetes que se pierden en la noche de los tiempos, con cuerda, resortes y engranes.

Los árabes, que como es sabido en la edad media eran matemáticos y aportaron mucho a la ciencia, y a otras cosas, también tienen lo suyo: se dice que Al-Jazari tenía un "juguete" de cuerda consistente en una barca con tres músicos que tocaban sus instrumentos, accionados por resortes y engranes, esto, para entretener a la concurrencia. Los autómatas son, por ende, los "abuelitos" de los robots, de las ideas futuristas como los Terminators, o como los androides de Star Wars.

Se les llama "autómatas" puesto que realizan una acción automática, repetitiva, condicionada por sus mecanismos. Incluso a Leonardo Da Vinci se le atribuye la creación de un pequeño robot enfundado en una armadura. Sin embargo, lo que hasta hoy se conserva es una especie de esqueleto con algunos engranes, dejándonos en la duda sobre cómo funcionaba.

El renacimiento vio un "boom" de estas curiosidades, por ejemplo, un pato que simulaba comer y después defecar. René Descartes incluso planteó la posibilidad de que los organismos vivientes no fuesen más que máquinas sumamente complejas de las cuales su conocimiento aun no es del todo comprendido. Incluso dicen las malas lenguas...y quizás sea sólo una leyenda urbana, que Descartes se fabricó o se hizo fabricar una autómata a semejanza de su hija muerta...

Pierre Jaquet-Droz creó incluso tres autómatas que hasta la fecha siguen sorprendiendo por la gran complejidad de sus mecanismos: una toca el clavicordio, otro dibuja, y otro escribe. Lo más interesante es que ERAN PROGRAMABLES. Bastaba con que Jaquet cambiara cierta combinación de engranes para que tocaran alguna pieza diferente, para que el dibujante hiciera otro dibujo, y el poeta podía escribir tres poemas distintos ¿Les parece poco? Pues era mucho para la época, y sentó las bases de lo que vemos actualmente.

En el oriente no se quedaron atrás. En Japón en el siglo XIX se desarrollaron los Karakuri Ningyo, autómatas que aun hoy son considerados una obra de arte. Accionados por mecanismos de cuerda, bellamente terminados, servían el te, arrojaban flechas, o simulaban caminar. Y ahora Japón sigue siendo una de las potencias en robótica, sacando algunas cosillas que nos siguen dejando con el ojo "cuadrado".

He ido de lo más reciente a lo más antiguo, en cierto modo, excepto en lo mencionado en el párrafo anterior. Y esto porque después de todo este rollo, quiero mostrar un video que encontré después de mucho tiempo de haberlo perdido. Se trata de una creación que se conserva en el Instituto Smithsoniano, y atribuído a Juanelo Turriano, un italiano que fue el inventor favorito del rey Carlos V de España (no, no le pagaba con chocolates)...

Es la figura de un monje, que data de 1560. Sorprende la época, no tanto por lo remoto, sino por la idea que se tiene de que en esa época, si bien ya no era tanto la Edad Media, no se impulsaban mucho este tipo de cosas.

El mecanismo, muy bien conservado a la fecha, hace que el monje camine en un patrón más o menos circular. Mueve los pies, como si caminara. Se golpea el pecho en penitencia. En la otra mano, sostiene una cruz, la cual de vez en cuando besa. Se dice que la cruz original era más grande, y que alcanzaba a tocar los labios inertes de madera del monje.

Es un beso amenazante...nunca llega a tocar la cruz...algo desesperante pues esa acción se supone era importante en su hechura. Mientras camina pareciera que recita plegarias en silencio, de esa boca que nunca emitirá ningún sonido. Los ojos se mueven de una manera que da miedo...

Juanelo Turriano tuvo tal genio que logró programarlo. Por supuesto que es programación. Da la vuelta cada cierto tiempo. Besa la cruz cada cierto tiempo. Está programado en sus engranes. No siempre se ha programado en silicio...

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