Hace tiempo en HECF vi un post que llevaba una temática similar, pero desde el punto de vista de alguien que como visitante, identificaba a los distintos tipos de entes que entran a ver qué onda con un museo.
Yo me desenvuelvo en un museo de arte contemporáneo y me he dado cuenta que cada género museístico (arte clásico, tecnología, ciencia, etc) tiene sus tipos muy particulares de visitantes. Estoy en contacto con el público en un programa que trata de acercar a los visitantes precisamente al descubrimiento de sus propias interpretaciones del arte contemporáneo al establecer un diálogo, un enlace para que el visitante pueda sentirse parte de una exposición o que una pieza por más extraña que parezca no le sea ajena.
Bien, pues tras todo el tiempo que llevo, he observado que sí existen diversos tipos bien identificables de visitantes que a veces te hacen pensar que hay una esperanza para el futuro en cuestión de conciencia social y en otros casos, que ya nos cargó el payaso.
La dinámica del trabajo con los visitantes es sumamente sencilla: se les ofrece entablar un diálogo sobre lo que ven, así como resolver sus dudas al respecto de la exposición o alguna pieza en particular. No es un servicio obligado para el visitante, es opcional. Y no es una guía como tradicionalmente se piensa de un museo, que el guía es el único que habla y los visitantes son solo receptores; esto porque se pretende que el visitante sea partícipe, que no sea un espectador pasivo, y que también desarrolle su capacidad de observación y se lleve algún aprendizaje a casa. Además, es un servicio gratuito. Me decía un amigo, "aquí en México, siendo algo gratis, pa todo se forma la gente". Parece que este no es el caso, aunque se ve de todo, ya lo verán.
Sería lógico pensar que si un visitante se queda con dudas, su prioridad sería resolverlas, y si hay alguien que pueda ayudar, sería lógico pensar que se acercarían a esa persona. Es el caso de muchos visitantes, pero también otros, que, bueno, lo externaré en, ahora sí, los distintos tipos de visitantes en un museo de Arte Contemporáneo:
-Los conocedores del arte contemporáneo que, contrario a lo que podría pensarse, son público que sí hace preguntas, y sobre todo, muy puntuales, respecto a las decisiones que se tomaron para la exposición, como por qué tal artista, por qué ese acomodo en particular, quién es el curador, entre otras cosas.
-Amigos o conocidos de los artistas que, de igual manera, también hacen preguntas, casi siempre sobre si el artista nos platicó sobre su obra, si x o Y pieza estará expuesta, en fin.
-Extranjeros que, en su fragmentado español, quieren saber lo más posible sobre la obra expuesta, artistas, y sobre el museo.
-Visitantes de la Universidad que no se atreven a preguntar, pero que, si uno les ofrece un diálogo sobre la exposición, lo aceptan y son participativos durante su recorrido.Aportan muchas interpretaciones personales y esto se ve sumamente enriquecido con lo que nosotros complementamos a las mismas.
-Visitantes en general que tienen alguna duda en específico sobre alguna pieza y son ellos quienes se acercan a preguntar, tienen cierta curiosidad solo sobre ciertos aspecros de la exposición. En algunos casos regresan a preguntar más, y las pláticas pueden tornarse sumamente interesantes.
-Las familias que van en plan de paseo al museo, o por que a alguno de los hijos le dejaron alguna tarea, y no se atreven a preguntar, pero que cuando alguno de nosotros les ofrece mediación, aceptan gustosamente e incluso participan.
-Quienes vienen en bola para un recorrido previamente programado y durante el recorrido tienen toda la disposición de participar; cabe decir que en estos casos ayuda mucho cuando se hacen referencias a lo que ellos directamente viven.
-Quienes no gustan del arte contemporáneo pues nunca han visto algo de cerca y se dejan, por un tiempo, llevar por los prejuicios al respecto infundidos por los detractores de este tipo de arte, pero que, tras una mediación, su perspectiva cambia un poco e incluso llega a parecerles algo interesante lo que vieron.
-Quienes se encuentran firmes en su posición contra el arte contemporáneo, y sin embargo, van en una actitud de observación, de participación y exponen argumentos muy válidos desde su experiencia. Son quienes de alguna manera crean un diálogo de lo más interesante y nos hacen pensar más.
Hasta aquí los que, podría decirse, no solo van a "ver", sino a ser parte de aquello que perciben. Existen quienes, y es muy respetable, no desean intervención externa, es una de las políticas del programa: si el visitante no quiere o no lo pide, no intervenimos. Y la otra cara de la moneda:
-Los típicos chavitos de prepa o secundaria que van porque se los dejaron de tarea. Si preguntan algo es, ¿dónde me pueden poner un sello? o ¿dónde está el baño?. Entran casi como chivos, a toda velocidad, tratando de ver todo lo más pronto posible pues probablemente tengan pensado de ahí lanzarse rápidamente al mall, al cine, qué sé yo. Es típico que lleven su libreta (no todos) y se pongan a anotar las fichas técnicas de algunas piezas, aunque estas estén en un lenguaje museográfico que dudo que sepan. Si les ofrecemos resolverles dudas o conversar, casi siempre lo declinan, a menos de que su profesor(a) les haya incluido en la tarea preguntar sobre algún tema en específico. Como decía, los menos, anotan en sus libretas lo que dice en las fichas, y los más, una de dos: o van a esperar a que alguien les pase la tarea o agarran y le toman fotos a las fichas y ya está. Así como llegaron, se van, con la misma cara de ¿what?. Y tras terminar sus "tareas" seguro se olvidarán del museo.
-Los que se equivocan de museo y preguntan por una exposición que está en un museo de ciencias.
-La familia que va con su hijo al que le dejaron la tarea de ir al museo. Y resulta que los que van anotando todo son los papás, mientras el "nene" está pajareando por otro lado o con cara de fuchi. Al final, creo que los papás le acaban haciendo la tarea al huevoncito o huevoncita.
-Quienes van en un recorrido grupal programado y no hacen caso absolutamente a nada de lo que se les dice. Por otro lado, si hay profesores "encargados", se hacen weyes y no se encargan de poner orden en su grupo.
-Quienes van ya con el afán nomás de fregar pues no les gusta el arte contemporáneo pero tampoco tienen las bases para decir por qué; completamente cerrados al diálogo, y que encima, piden mediación pero no participan de ella pues ignoran lo que uno trata de decirles, ni siquiera escuchan. Aquí es donde me pregunto, ¿qué quieren, que desaparezca el arte contemporáneo o que onda, o ni ellos saben qué es lo que quieren? Y si sufren con su visita, ¿para qué van?.
-Quienes, en general, ni preguntan pero tampoco aceptan algún tipo de ayuda, y al final salen igual con cara de ¿what?, y luego se quejan que no entendieron nada.
En fin, debe haber más subtipos pero es todo lo que me acuerdo de momento.
Solo recordar que, de alguna forma, preguntar es lo mejor que uno puede hacer si tiene dudas. Si uno tiene dudas y le ofrecen una resolución de las mismas, ya casi está puesto todo en bandeja de plata. No hay qué ser rancheros, hay qué preguntar, pues el conocimiento no se da por generación espontánea ni Internet es la panacea para resolver todas las dudas del mundo.
Y tu, ¿qué tipo de visitante eres en un museo?
Que la Gorda los acompañe...
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