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jueves, 13 de junio de 2013

México y el Culto-Cargo

Hace poco, la OCDE dijo que los mexicanos son de los que más trabajan en el mundo, y aun así, no ganan lo que sí pierden. La imagen que se tiene del mexicano en muchos ámbitos es que es huevón, que busca atajos en el trabajo y que realmente no hace nada. La realidad es bien distinta, pues son de los que tienen horarios laborales más largos, así como recorridos, y aun así, apenas llegan a fin de mes. Muchos, no todos, claro está.

En parte lo de la huevonez es cierto. Solo en parte. Imagínense, por ejemplo, un extranjero (no voy a decir nacionalidades nomás porque no quiero), que trabaja desde su oficina virtual en casa, trabaja 6 horas diarias, descansa sábado y domingo y gana 3 o 4 veces más que un mexicano que trabaja 10 o 12 horas diarias de lunes a sábado, y vive a más o menos una hora o a veces hasta 2 horas y media de distancia-tiempo de su trabajo.

Imagínense al mexicano, que de repente ve que puede hacer su trabajo en menos tiempo, porque ve que no es necesario tanto tiempo de estar sentado en una oficina. Pero no se puede ir a su casa porque el horario no se lo permite. Entonces, con ese tiempo que le queda, no le queda más que picarse los ojos y pensar de que, a pesar que lo tienen ahí tanto tiempo, apenas si puede pagar sus deudas, etc. O que hace mucho durante el día y no se nota su trabajo ni en la empresa ni en su bolsillo. Pues, lo único que queda es pensar "si trabajo más va a ser lo mismo, entonces, ¿para qué me esfuerzo más?" No hay incentivos ni resultados que puedan notarse en su período de vida. Su quizás única esperanza es que, de lo que trabaje, pueda dejarle la casa a los hijos, o aunque sea algún terrenito.

O ve que, por ejemplo, si trabaja en una empresa de gobierno pero como "outsourcing" o de honorarios, y tiene licenciatura, no tiene prestaciones ni nada, paga muchos impuestos (o se los retienen) y en cambio, el de la limpieza, que es sindicalizado y apenas tiene la primaria, llega con su coche nuevo, tiene un teléfono mejor que el de él, falta mucho al trabajo, llega tarde y tiene todas las prestaciones habidas y por haber, y además cuando sea viejo se va a jubilar. Pues la desmotivación es aun mayor.

Es decir, el mexicano no trabaja, burrea. El burro hace mucho, pero para él, los resultados y beneficios son pocos.

¿Qué hacen en otros países? Es menor el tiempo que hacen algo, pero hacen más cosas. Es decir, eficientan. En México eso está medio cañón por las ideologías tan arraigadas que tenemos desde, incluso, la Colonia. Una escena en alguna empresa mexicana u oficina podría sugerir algo así: El patrón tiene a los empleados como burros, y no puede ver que no estén haciendo nada (aunque en realidad ya hayan terminado) porque o, los amonesta, o les da más trabajo que muchas veces es innecesario. A pesar de las jornadas laborales, el patrón siempre dirá que son flojos y no quieren trabajar. Muy al estilo de los capataces españoles, que, a pesar de someter a los indígenas a trabajos que exigían más fuerza que la que poseían (trabajos que ni los españoles podían ni querían hacer), decían que los indígenas eran flojos, que no querían trabajar. 

Y culturalmente, también del lado de los empleados, está la idea de, o matarse trabajando, o creer que mientras más tiempo más se trabaja o se logran más resultados. El sacrificio autoinflingido y la idea ancestral arraigada de que "el trabajo no debe disfrutarse", "el trabajo cuesta trabajo, por eso se llama trabajo", "voy a trabajar, no a jugar". Idea que incluso nos venden en los medios.

Pero, ¿y el Culto-Cargo? A lo que voy es, después de esta especie de introducción que a la vez es catarsis, ¿no será que estamos haciendo algo mal, o al revés?

Y por cierto, ¿qué es el Culto-Cargo?

Este término, que es utilizado como "argumento" por muchos "investigadores" creyentes de los "antiguos astronautas" surgió de situaciones de la vida real, más concretamente, de la Segunda Guerra Mundial. En algunas islas de Melanesia, en Oceanía, se establecieron bases tanto japonesas como aliadas. Por increíble que parezca, los isleños habían estado, por siglos, desconectados de las civilizaciones circundantes, incluso, de la colonización inglesa en el resto de Oceanía.

Cuando las bases se establecieron, los isleños observaron que, además de la tecnología que traían los soldados consigo, traían bienes tales como ropa, comida enlatada, herramientas de metal, medicinas y demás provisiones, cosas que los soldados solían darles a los nativos en un gesto de simpatía o en algunos casos, por curiosidad. Fue el contacto de una civilización primitiva con una tecnológicamente avanzada.

El ser humano, cuando ve este tipo de cosas, tiende a preguntarse, ¿cómo es que llegaron a ese punto de avance tecnológico, científico y con bienes tan prácticos? Los nativos de Melanesia vieron cierto beneficio en su "simbiosis" forzada con las tropas, sobre todo las estadounidenses. Pero seguían sin comprender cómo es que los gringos habían llegado al punto al que habían llegado. Observaban que a los soldados continuamente les caían "del cielo" los víveres, en las famosas cajas estas que caen de los aviones con paracaídas. Los veían hacer marchas todas las mañanas con fusil al hombro, hablar por radio, hacer ejercicio, entrenamiento militar, y utilizar aparatos como aviones y jeeps.

Imitando vestimenta y "rituales" que en realidad son actividades cotidianas para las "deidades"

La guerra terminó, y los soldados ya no tenían nada qué hacer ahí. Así que tomaron sus cosas y se fueron. Para los nativos, se acabaron las medicinas, la comida en lata, los regalos, los dulces, la ropa. Suena muy inocente y quizás hasta absurdo, pero realmente no podían comprender cómo es que los gringos tenían todo eso y ellos no. Eran (y son) incapaces de comprender que toda esa tecnología y forma de vida es el resultado de cientos de años de desarrollo científico, de investigaciones, de abandonar cierto estadío que aún los liga a la naturaleza.

Ejemplo de supuesto "culto cargo" en Brasil, basado en una leyenda muy antigua

La lógica de los nativos: Los gringos recibían todas sus provisiones porque hacían rituales tales como marchar en la la mañana y hablar por radio. No entendían que era parte de su entrenamiento militar. Así es que, aun hoy en día, en algunas islas melanesias, se ven extraños rituales que de ancestrales no tienen nada: isleños ataviados con un pantalón azul y con pintura en el cuerpo que dice U.S.A., cargando fusiles de palo al hombro, marchando en formación. ¿Por qué lo harían? Porque responde a esta "lógica". Si ellos imitan a los gringos, algún día lo que sea que haya en el cielo los beneficiará con comida, medicinas y muchas otras maravillas mágicas, según ellos. 

 Un avioncito inútil

No solo ese ritual de marchar pervive hasta la fecha. Los nativos han hecho "radios" de madera y cocos, donde simulan hablar, usando el "slang" de los gringos en las comunicaciones de radiofrecuencia, "Charlie, Bravo-Tango, Jezebel, OK Roger, Copy", etc. Increíblemente...NO es un ritual que ellos sepan que no lleva a nada. En realidad tienen ese pensamiento mágico, de que si lo hacen, serán como los gringos que alguna vez pisaron sus islas. Y esto se ha ido deformando aun más con las generaciones que han pasado. Mientras más alejado y menos fresco el recuerdo, más deformado y mágico se vuelve el ritual.

Incluso fabrican cosas como aviones y jeeps de paja, no esperando que se muevan o avancen, sino que esto tenga contentas a las deidades que ellos creen que les van a mandar cajas en paracaídas desde el cielo.

¿Resumen? En el caso del culto-cargo, se copia solo lo superficial, lo que es evidente para la vista, sin entender ni pensar en los mecanismos que llevan, por ejemplo, a que una civilización sea técnicamente avanzada. Es decir, si yo no puedo tener un avión, pero puedo hacer algo que al menos se vea como avión, quizás me pareceré un poco más a esos poderosos seres que alguna vez me visitaron.

O, si yo veo que un gringo que se llama "Brian" es triunfador, quizás el nombre tenga algo de poder en sí mismo. Como yo no me llamo así, voy a llamar a mi hijo "Brayan", aunque no sea alto ni rubio, pero teniendo la esperanza de que en su nombre vaya implícito cierto estatus y poder. O voy a trabajar la misma cantidad de horas que los japoneses aunque no produzca los resultados que ellos producen, pero como son las mismas horas, quizás sirva de algo.

O veo que, de acuerdo al culto religioso que tengo, el que más sufre es el que tiene recompensa más adelante. Pues a sufrir como burro para ganarme el cielo, aunque en el fondo desee que mi situación sea mejor. O, como en Brasil o en Chile tienen un medio de transporte que medio les funciona, pues lo voy a poner acá aunque no sepa si realmente se necesita o si podemos desarrollar algo propio, único y adecuado a nuestra situación específica. Aunque sea se parece, ya es ganancia aunque siempre vaya lleno y no resuelva el problema de movilidad en la ciudad.

O voy a seguir viendo qué hacen en otros países, pero de manera superficial, solo para parecerme a ellos pero sin entender el por qué son así o asá, sin pensar que podríamos tener un desarrollo propio, el desarrollo de una identidad más única, no tan copiada, que incluso podría ser mejor. Con que me parezca, igual y ya me van a ver como a sus iguales.

¿No habremos estado practicando el Culto-Cargo durante décadas? ¿No habremos estado solo imitando superficialmente modelos externos que no son una solución viable para NOSOTROS?

En fín, es solo una opinión, no soy una autoridad en el tema.

Que la Gorda los acompañe...

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