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viernes, 22 de noviembre de 2013

No saqué nada de Nada (Acerca de la novela de Janne Teller)

Ok, quizás el título sea muy contundente. Ahora que tuve un "campito", me puse a leer algunos libros, libritos y librotes de diversa índole, y uno de los que se atravesaron en mi camino, fue la novela corta "Nada", de la escritora danesa Janne Teller. 

"Nada importa. Hace mucho que lo sé.

Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo."
Una novela corta criticada y aclamada, la cual es narrada a través de una adolescente, Agnes, la cual va descubriendo las diferentes formas de perder la inocencia mediante una actividad que pretende mostrar que la vida importa, que tiene sentido, que hay razones por las cuales vivir.
No opina así quien detona los acontecimientos que dan pie a la trama, Pierre Anthon, un chico de la misma clase que Agnes, que deja de ir a la escuela el día que se da cuenta, según él, que nada importa. Que nacemos solamente para morir. Que hagamos lo que hagamos, no importa nada, y pues, si es así, ¿por qué no mejor ahorrarnos todo y de una vez no hacer nada?
Esta revelación conmociona a sus compañeros de clase, de extracción social, étnica, religiosa e ideológica muy distinta, tanto que sorprende que todos se pongan de acuerdo para demostrarle a Pierre Anthon que en ver que existe un sentido, una razón, o varias, por las cuales vivir, un significado, pero, ¿cómo demostrárselo, cómo hacer que vuelva a la escuela, que regrese a ser un chico "normal", nada nihilista?
En fin, que los chicos deciden  hacer algo: darle forma al significado. Al principio parece ser la clásica historia de los compañeritos de clase que tratan de animar al pesimista o al que "ha errado el camino", y que al final triunfan, y durante el camino se unen más y más y acaban siendo amigos inseparables. Pero no,  no es esa clásica historia.

En realidad, Pierre Anthon ha tocado las fibras más sensibles de las creencias de los otros chicos, que, quizás por ser demasiado inseguros y sentir que sus dogmas se tambalean por las duras palabras de Pierre Anthon, deciden recuperar esa seguridad al enfrentarse al muchacho nihilista, para que, como si se tratase de un juego, pierda. 

Deciden, pues, (y advierto, Spoilers), como decía, darle forma al significado con los objetos que más les importan en la vida, que dan sentido a sus existencias, así que en un viejo aserradero abandonado van juntando una pila amorfa de lo que parece ser, al principio, "mementos", recuerdos objetuales que les significan mucho. Nada difícil, una bicicleta, unas sandalias...algo que cualquiera podría pensar es el inocente intento por crear un amasijo informe de recuerdos sentimentales que pueden ser una prenda de ropa, unos zapatos, objetos inanimados que significan algo. Pero cruzan la línea en el momento en que se convierten en crueles verdugos de sus propios compañeros al empezar a exigir de estos cosas que nadie en su sano juicio daría tan sólo para demostrarle a un mocoso púber que está equivocado.


Como una mezcla de El Señor de las Moscas, los Goonies e IT (ESO) de Stephen King, sus acciones que ya entran al terreno del vandalismo, la mutilación y la violación a la integridad de una persona, comienzan a tener repercusiones en la pequeña comunidad en la que viven. Todos los habitantes, y aún el mundo entero, se ven conmocionados por el "montón de significado", menos quien ellos querían convencer, o sea, Pierre Anthon.

Lo que empezó en nada, en NADA, acaba en nada...Pierre Anthon vive en carne propia sus palabras. Terminamos en la nada.

Esta novela corta, cortísima, que se echa uno en una sentada de excusado, es para adolescentes, a pesar de las situaciones duras que pueden alterar un poco a quienes sean muy impresionables. ¿Qué impulsa a un grupo de chicos a, por ejemplo, sacrificar un pobre animal que no tiene culpa de nada?.

Requiere mucha suspensión de la incredulidad. Explicaré brevemente: Suspensión de la incredulidad es aquello que hacemos para disfrutar una película, un cómic o un libro que tiene altas dósis de cosas ilógicas, pero, para que no nos arruine la diversión, debemos ignorarlas, por ejemplo, cuando a Rambo nunca se le acaban las balas o cuando un simple par de anteojos diferencian a Clark Kent de Superman.
¿Por qué un grupo de adolescentes, el grupo COMPLETO, iba a ser tan inseguro como para no tomar a Pierre Anthon como un loco, y simplemente no hacerle caso? Esto, para empezar. ¿Por qué tardó tanto el pueblo en conmocionarse por los actos de vandalismo tan notorios, si era una comunidad tan pequeña? ¿Por qué al final de cuentas no hubo castigo, salvo para dos de los perpetradores, que fueron los que menos mella hicieron en el asunto?
Insisto, y en el análisis que hago, es que el perfil de los personajes denota una gran inseguridad en lo que creen. Y bueno, puede sonar lógico tratándose de adolescentes, que a veces las cosas más mínimas pueden alterarlos en la concepción que tienen sobre sí mismos, sobre su aspecto, etc. Sin embargo, una reacción más común es "no hacerle caso", más un grupo grande. Quizás uno o dos, pero, ¿todo el grupo?. 
¿Por qué la obcecación por demostrarle a un loquito que está equivocado, y llegar a tales extremos para hacerlo, y al final de cuentas, llegar a lo que el título de la novela dice, o sea, a NADA?
¿Por qué tenían qué sacrificar a un pobre animal sin hogar para demostrar un punto que al final no pudieron demostrar? 
Y, ¿Donde estaban los padres de Pierre Anthon, como para obligarlo a madrazos a bajar del árbol y llevarlo arrastrando a la escuela?
Pierre Anthon gana, al final de cuentas. 
La novela sí tiene muchos elementos fantasiosos (que no de fantasía, propiamente dicho). Para leer esta novela debemos quitarnos algunas cuestiones "lógicas" y no cuestionar tanto, quizás, sino hasta el final. Sé que es una novela premiada y criticada, pero la verdad se me hizo más como para enganchar en la lectura a los jóvenes y no tanto para presentar algo lógico y coherente. Porque estructura tiene, el lenguaje es muy sencillo y engancha, la lectura no es pesada, y se termina en poco tiempo.

A pesar de, a veces, actuar como Pierre Anthon, no creo que exista alguien en el mundo que llegue a extremos terribles para demostrarme que estoy equivocado.

¿La recomiendo? Sí y no. Sí, para pasar un ratín de lectura y sumergirse en algo quizás un poco surrealista, y no, porque al final de cuentas no lleva a NADA...

Que la Gorda los acompañe...

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