Aviso a visitantes europeos

Este blog utiliza cookies. Solo es quería avisar, pues google me lo exige.

jueves, 11 de febrero de 2016

Celdas de hidrógeno vs. baterías: ¿Futuro vs presente?

Hay veces que el futuro es igualito que el horizonte: se ve en la distancia, pero por más que uno se acerca no se puede alcanzar, y es lo que muchas veces como seres humanos buscamos: el futuro, la ilusión que algo mejor vendrá, cuando quizás eso "mejor" ya está aquí aunque no en la forma que queremos.

Desde hace algunos años me han hecho ilusión las energías alternativas al petróleo, porque considero que es un recurso del que se ha abusado y que, además, ha traido cierta "maldición" al planeta al ocasionar no solamente contaminación sino también guerras, políticas económicas de estancamiento tecnológico, etc. Es un recurso que un día se terminará, y que pudo haber sido usado de manera racional y más limpia, pero no ha sido así.

El "futuro" 



Recuerdo que hace años antes de que existiera el metrobus en avenida Insurgentes, quizás hace más de 13 años, y que había camiones que hacían la ruta San Angel-Indios Verdes, se pusieron en ese corredor autobuses blancos, unos cuantos, que al subir y pagar el pasaje te daban un boleto en el que decía que eran autobuses impulsados con celdas de hidrógeno, en fase experimental. Por aquel tiempo (casualmente, y eso que según lo que pasa en el extranjero no nos afecta a nosotros, dicen), la administración del EPN gringo, o sea, George W. Bush, anunciaba con bombo y platillo que destinarían quién sabe cuantos millones de billetes verdes al desarrollo de las celdas de hidrógeno como un nuevo combustible que quitaría para siempre la adicción o la dependencia al petróleo. Ya desde antes se ha dicho mucho eso, y siempre se dice que "ya merito, ya está a la vuelta de la esquina, en unos 10 o 15 años ya será casi que de uso común". Y volviendo a los autobuses...jamás regresaron ni al corredor de Insurgentes ni a ninguna otra ruta de transporte público de la ahora CDMX.

Las celdas de hidrógeno se vislumbran como un combustible limpio y que se puede conseguir de manera casi ilimitada. Lo malo: ya es posible hacer que un vehículo funcione así, pero a un costo muy caro. El hacer combustible de hidrógeno resulta más complicado y costoso que convertir el petróleo en gasolina, y la infraestructura es aun más compleja y delicada. Y se dice que mucho del éxito financiero de grandes compañías que venden tecnología es precisamente el aplazar y aplazar las cosas, si esto les deja dinero: decir que están trabajando en algo espectacular para el futuro, mejor y que va a ser más eficiente, pero mientras te siguen vendiendo lo mismo de toda la vida, que permanece igualito.

La celda de hidrógeno es una tecnología que requiere demasiado, y que además, no está tan al alcance del público en general si este quisiera hacer mejoras por su cuenta. Es un combustible más caro que la gasolina pero que da menos autonomía que esta. Y desde que soy yo, se viene anunciando que está cerca, y sospechosamente, es una de las pocas tecnologías de energía renovable que es felizmente apoyada por los gobiernos poderosos del mundo, a diferencia de otras que solo las "apoyan" para que no se diga nada, como la energía solar, la eólica, los biocombustibles, etc. Es una gran favorita incluso de los poderosos del petróleo, pero, ¿por qué? Quizás porque es la que se puede mantener en la eterna promesa y a futuro, monopolizar. Y vuelvo a lo mismo, ahí se queda: en el futuro, el horizonte que se ve pero que es imposible alcanzar.

En la entrada anterior a esta, abordé el tema de los autos eléctricos. Recomiendo que le echen una vista al documental Who killed the electric car? en donde se habla precisamente de esto que comento de la celda de hidrógeno. ¿Cómo es posible que, por ejemplo, General Motors haya desarrollado un auto eléctrico que fue la delicia de tantos californianos, pero que nunca permitió que alguien fuera dueño legítimo de él (la gente lo tenía en renta o comodato, pero nunca tuvieron la opción de comprarlo)? ¿Por qué a pesar de la gran lista de espera por el EV1 (que así se llamaba) GM incautó todos los autos que fabricó de esa línea, se los llevó y literalmente los trituró? ¿por qué se ignoró al presente?

EL PRESENTE

Y sí, lo pongo en mayúsculas. La tecnología de baterías ha estado con nosotros desde...bueno, tiene muchísimo con nosotros. Si se hace caso de las teorías de los loquitos de la paleoastronáutica sobre las "baterías de bagdad", quiere decir que desde hace milenios se conocían al menos usos de baterías rústicas y electricidad a pequeña escala, por ejemplo, para chapar metales. No es que crea en eso pero no suena tan descabellado.

La producción de energía eléctrica es una tecnología bastante vieja, aunque tiene muchas variantes que han ido evolucionando a lo largo de los años. No importa si es carbón, la fuerza del agua, o una central nuclear, se produce lo mismo: electricidad.


Y baterías y electricidad van de la mano, las baterías recargables son también muy viejas. En este apartado solamente quiero decir que tanto baterías para vehículos, como vehículos eléctricos con o sin baterías (trolebuses y trenes por ejemplo) han estado aquí, y ESTÁN AQUÍ, y además FUNCIONAN. Independientemente de sus desventajas, han estado ahí como un espectro, como un fantasma que no queremos ver o que nos incitan a no ver. Retomando el ejemplo de los autobuses de hidrógeno, en esta misma ciudad, la benemérita CDMX, los vehículos eléctricos nos llevan y nos traen a veces mucho mejor que los autos particulares o los vehículos de transporte público de combustión: trolebuses y por supuesto, el metro. Ambos, eléctricos, claro está, que no son de baterías y dependen de una red a la que deben estar conectados SIEMPRE. Pero hablando de los de baterías: desde hace años en uno de los corredores del metrobus, toda su flota ha funcionado con base en autobuses híbridos, que sí usan gasolina pero también baterías y tienen mucha menor cantidad de emisiones que sus hermanos de otras líneas. Y ahí están.

Existen kits en el mercado para que (con cierto conocimiento previo) podamos quitarle el motor grasiento a nuestro auto viejo y ponerle un pequeño pero potente motor eléctrico y un banco de baterías, y conectarlo donde sea que haya un enchufe eléctrico. O sea, incluso la infraestructura para cargarlo YA EXISTE sin querer queriendo. De manera silenciosa, en algunos supermercados, se han puesto estaciones de carga que siempre están vacías. Ahi están. No es algo que nos vengan prometiendo que en unos años estará para todos. Ya está ahí, y aunque quizás no parezca para todos, es mucho más accesible y mundano que la celda de hidrógeno. Entonces, ¿por qué no desarrollar más el presente, aferrarse a él y hacerlo florecer, en vez de abrazar un futuro que no sabemos si llegará?

¿Por qué ese miedo a poder recargar mi vehículo donde quiera que haya un enchufe de lo más común y corriente?

Que la Gorda los acompañe...

No hay comentarios: