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jueves, 3 de noviembre de 2016

Laika, la primera perrita en el espacio, y la ética en experimentación con animales no-humanos.

Hoy se cumple un aniversario más de aquel famoso viaje espacial, el primero tripulado por un ser vivo, en este caso, la perrita Laika.



Laika es un ejemplo de experimentación animal que me hace pensar acerca de las implicaciones de dicha experimentación en seres vivos en general, además de pensar en que, gracias a ella, se abrió un camino totalmente nuevo que los seres humanos ahora desdeñamos y, por lo tanto, no honramos a Laika como debería de ser: abriéndonos al enorme océano cósmico.

Un poco de historia.

Después del éxito del Sputnik 1, Nikita Khrushchev, premier de la URSS, ordenó que se preparara un nuevo lanzamiento que coincidiera con el aniversario de la Revolución Bolchevique, además, con un "plus": que se colocara en órbita por primera vez a un ser vivo.

Ya los científicos soviéticos habían considerado enviar perros al espacio, y por supuesto, dado el avance tecnológico de entonces, NO TENÍAN PENSADO QUE VOLVIERAN A LA TIERRA. Esto, para empezar, ya suena terrible, y por supuesto, cruel.

Para preparar la misión, los científicos ya habían recogido algunos perritos callejeros, pues su hipótesis era que ellos ya estaban acostumbrados a las duras condiciones de las calles, tales como el frío y el hambre. Laika fue uno de esos perritos; la encontraron husmeando en las calles de Moscú.

Los perros fueron sometidos a un entrenamiento riguroso, extremo, a centrifugadoras, a temperaturas extremas y a confinamiento por varios días en espacios pequeños, cosa que tuvo consecuencias en sus organismos, como estrés, incluso algunos dejaron de defecar y orinar durante varios días. Por supuesto, todo fue monitoreado.

Laika no era la única considerada; otras dos perritas fueron utilizadas para el experimento: Albina, quien ya había volado dos veces a gran altitud, fue considerada como su reemplazo, y Moshka, como "sujeto de control".

Poco antes del vuelo, el Dr. Vladimir Yazdovsky se llevó a Laika a su casa, en donde la tuvo un tiempo corto, la consintió y dejó que jugara con sus hijos; el mismo Dr. diría: "Laika era tranquila y linda...quise hacer algo bueno por ella. Le quedaba muy poco tiempo de vida".



Cuando el día llegó, Laika fue lanzada al espacio. Durante el despegue, su pulso aumentó dramáticamente, y se estabilizó un poco al alcanzar la órbita. El plan era darle de comer alimento envenenado, que la matara rápidamente y sin dolor. Debido a que no existía la tecnología de monitoreo actual como cámaras y audio, no se supo a ciencia cierta qué sucedió en realidad con Laika durante muchas décadas. Algunas hipótesis decían que comió el alimento con veneno, y murió sin dolor. Pero hace poco, en 2002, se reveló que probablemente murió por sobrecalentamiento en la cuarta órbita de la Sputnik.

Con todo esto, tan sólo puedo imaginar la angustia del animalito durante el despegue, y quizás la desesperación de sentir la ingravidez, y luego, el calor extremo en el espacio. Y me pongo a pensar en la nobleza e inocencia de todos los perritos, que son seres, por así decirlo, como angelitos, sin maldad, como niñitos. Tiernos y que merecen el mejor de los tratos.



Quien haya leído otras entradas de este blog sabrá que soy adepto de la ciencia, la evidencia y enemigo de las creencias que divulguen mentiras y falsa información. Por lo tanto, no esperen que despotrique en contra de la experimentación en animales no humanos. Sí, diré una reflexión, pero no la satanizaré ni diré que es mala completamente, ¿por qué?

La experimentación en seres vivos ha ido de la mano con el avance científico y tecnológico. Alguna vez se vio con horror el que se pudieran practicar disecciones en cadáveres para conocer cómo estaba formado el cuerpo humano. Actualmente, es de lo más natural, y claro, no estoy hablando de seres vivos cuando hablo de las disecciones de cadáveres humanos. La experimentación en seres vivos se ha dado, principalmente, en el campo de la salud, ¿por qué? Porque para saber si algo cura, hay qué experimentar vía prueba y error. ¿Pero por qué los animalitos? Porque no hay, o quizás casi no hay, humanos que se sometan voluntariamente a dichos experimentos.

Para conocer el efecto de medicamentos en los seres humanos, lamentablemente se ha tenido qué recurrir a la utilización de animales no humanos (las personas también somos, técnicamente, animales). Con el tiempo, las técnicas han sido cada vez menos invasivas; siguen los experimentos, pero no sin un beneficio: salvar millones de vidas de otros seres vivos (humanos y otros animales de compañía o ganado). Por cada animal utilizado para experimentar, millones más no mueren.

Ha sido necesario en tiempos en los que no existía la informática en su estado actual, y también, por lo que comento, que el ser humano, en su sed de comodidad y de perpetuarse como "especie superior" y "amo del mundo", ha propiciado este tipo de cosas; actualmente se experimenta con animales en campos en los que no tendría qué ser necesario, ya que son campos que responden tan sólo a la vanidad humana, como los cosméticos y ciertos alimentos.

Se ha llegado a un punto en que conocemos bastante de biología como para ir un paso más allá y prescindir completamente de la experimentación en seres vivos pluricelulares que sienten, piensan y sufren. Sin embargo, las creencias retrógradas vienen nuevamente al ataque:

-Se pueden diseñar simuladores informáticos que emulen organismos vivos, o se pueden clonar tejidos o partes de organismos que no implicarían sufrimiento; pero las creencias vienen a satanizar ese tipo de actividades, retrasando nuevamente la eliminación de la experimentación en animales.

-Muchos de los que atacan a ultranza la experimentación con animales son analfabetas científicos que no son capaces de ver el panorama de los beneficios de dicha experimentación en todo el mundo. Por el mismo analfabetismo científico, tampoco son capaces de ofrecer o vislumbrar alternativas a aquello que tanto critican.

-Se cree que se experimenta con millones y millones de animalitos; la realidad es que el porcentaje de animales utilizados en la experimentación en general es muy bajo comparado con la población en general. La mayoría de quienes experimentan con ellos tratan de hacerles la vida más llevadera, dentro de lo posible, en cuanto a confort, alimentación y salud. Sí, es feo que experimenten con ellos. Pero no están, al menos en la mayoría de los casos, en condiciones paupérrimas.

-Las creencias de anticiencia y pseudociencia retrasan la proscripción definitiva de los experimentos con animales. Y muchos "alternativos" que protestan contra la experimentación en animales, precisamente, tienen esas creencias magufas que en realidad no funcionan, como terapias alternativas, cosas no comprobadas, vaya.

-La falta de interés en campos como la cibernética y la robótica por parte del público en general también retrasan cada vez más la eliminación de la experimentación. Incluso cosas como la robótica pueden ser satanizadas o vistas con cierto desdén, o incluso creer que carecen de aplicaciones prácticas.

-La sobrepoblación. Si no fueramos tantos, ¿sería necesaria tanta experimentación?. No lo creo.

Laika fue uno de tantos animalitos que nos abrió un camino que estamos renuentes a andar. El camino del espacio...la última frontera. Para los animalistas que lean esto: si quieren detener la experimentación animal, propongan alternativas comprobables, científicas. Salgan del analfabetismo científico, entérense con objetividad de qué van las cosas. Si tienen salud y no han pescado enfermedades que antes eran mortales, piensen que pudo ser gracias a la experimentación con algún animalito que ustedes están vivos ahora. Que si quieren que dicha experimentación se termine, tienen qué educarse primero en los campos que tanto critican, no criticar desde fuera.

Laika nos dio un regalo, su vida. Y es un regalo que no hemos aceptado. Nos dio el regalo de acercarnos a comprender de donde venimos, y hacia donde podríamos ir, si quisiéramos. La investigación espacial, tan despreciada por la especie humana en general, es el gran regalo que Laika comenzó a abrir. Es nuestra responsabilidad continuar con él y encontrar las respuestas que nos acercarán más a una posible utopía, si queremos. Si no aceptamos ese regalo, el sacrificio de Laika habría sido en vano.

No me gusta imaginarme a Laika con miedo en el cohete. Pero no sé si eso sea peor que si hubiera muerto de frío o hambre en las calles de Moscú. No sé qué habría sido peor. Lo único que sé es que muchos ahora pueden quejarse de lo que sea por internet gracias al sacrificio de una pequeña perrita.

Que la Gorda los acompañe...

1 comentario:

Jorge Cruz Segundo dijo...

Sin duda los animales han sido los mejores aliados en infinidad de campos en la mayoría de los casos en pro de nuestro beneficio, es el resultado lógico de ser más inteligentes y hábiles y también trae como consecuencia los cuestionamientos morales que sin duda son muy humanos.
En fin, me acordé de esta hermosa canción, una de mis favoritas, a uno se le salen las lágrimas. https://www.youtube.com/watch?v=nH4RKkubfk0